como bajar la fiebre de tu bebe
Si la temperatura es superior a 38 ºC en la axila, se recomienda administrar al niño un medicamento antitérmico, siempre bajo la prescripción del pediatra. Los fármacos de uso común son el paracetamol y el ibuprofeno. La tendencia actual es alternar o combinar el uso de ambos fármacos, pero será el pediatra quien determine qué fármaco usar, en qué dosis y cada cuántas horas. Los antitérmicos también se aconsejan cuando la temperatura es inferior a los 38,5ºC en el recto, en los casos en los que el niño esté muy debilitado y cansado.
- Es muy importante que el organismo pueda dispersar la acumulación de calor. Por esta razón, hay que dejar al niño ligero de ropa. Además la temperatura de la habitación no debería superar los 21ºC.
- Hay que dar de beber al niño muchos líquidos para evitar que el organismo se deshidrate. Las bebidas más apropiadas son, además del agua, el zumo de limón, al que se puede añadir agua tibia o miel; o bien zumos de fruta que, además de recuperar los líquidos perdidos, proporcionan la energía necesaria.
- Si bien es bueno insistir al niño para que beba mucho, es contraproducente, en cambio, obligarle a comer si no quiere.
- También le puedes bañar en agua templada, que ayuda a dispersar el calor. El agua no debe estar demasiado fría, puesto que el choque de temperatura puede perjudicar al niño.
- Hay padres que suelen recurrir a los antibióticos en caso de fiebre. Sin embargo, los antibióticos, aunque sean eficaces contra las bacterias, no lo son contra los virus, que son los causantes de muchas de las infecciones que causan fiebre.
cómo bajar la fiebre con este remedio natural para la fiebre
La fiebre se puede controlar aplicando gasas impregnadas de vinagre en las pantorrillas. La eficacia del remedio se debe a que el vinagre actúa en la piel dilatando los vasos sanguíneos de otra zona del cuerpo. La sangre fluye de esta manera por las pantorrillas haciendo eliminar el calor del cuerpo en el punto más lejano de la cabeza.
Las gasas de vinagre hay qye aplicarlas de la siguiente manera: poner sobre las pantorrillas pequeñas gasas impregnadas de una mezcla compuesta por 3/3 de agua fría y 1/3 de vinagre de vino. Para los bebés, en cuyo caso los porcentajes son mitad agua y mitad vinagre, se aconseja vinagre de manzana. Hay que repetir la aplicación con frecuencia.
Síntomas de la varicela
- Los primeros síntomas suelen aparecer 14-16 días después de producirse el contagio, pero también puede haber casos en los que la enfermedad aparece antes, a unos diez días del contagio, o después, a los 21 días. Durante estos días en que el niño está incubando la enfermedad, no acusa ningún malestar.
- A veces, la fiebre puede llegar a los 40ºC y prolongarse durante días.
- La varicela se diferencia de las demás enfermedades exantemáticas en que, en la piel del niño, pueden estar presentes máculas y pápulas al mismo tiempo: las máculas son manchas planas, mientras que las pápulas tienen relieve.
Del primer al quinto día, las máculas son de color rojo y pican mucho. Suelen aparecer primero en el cuero cabelludo, la cara y el tronco, y después se extienden al abdomen, la espalda, los brazos, la barriga y los genitales. En pocas horas, se transforman en pápulas (adquieren relieve) y, después, en ampollas rellenas de líquido transparente. Las máculas no aparecen al mismo tiempo, sino en brotes sucesivos que se producen en el transcurso de 2-8 días. Dado que, para transformarse en costra, la mácula requiere de tres a cuatro días, es típico de la varicela tener al mismo tiempo manchitas rojas, ampollas y costras sobre la piel.
Del sexo al noveno día, las ampollas se rompen y dejan unos pequeños cráteres con costras de color amarillento o rojizo, que se caen unos días después, dejando una marca que tiende a desaparecer al cabo de 6-12 meses.
A partir del décimo día, el niño ya vuelve a la normalidad, pero las costras pueden permanecer hasta dos semanas desde el momento de su aparición.
Contagio de la varicela
- La posibilidad de contagio se prolonga desde dos días antes de la aparición del exantema hasta la formación de las costras. El niño no puede regresar al colegio hasta transcurridos siete días desde la aparición del exantema sobre la piel.
Complicaciones de la varicela
- Si el niño se rasca con las uñas sucias, se puede producir una sobreinfección bacteriana por estafilococo o por estreptococo, que podría requerir tratamiento antibiótico. Las ampollas aumentan de tamaño, se vuelven purulentas, están rodeadas de un halo rojo y pueden dejar cicatrices permanentes.
- En raras ocasiones, también puede dar lugar a otras complicaciones, como neumonía, miocarditis (inflamación del músculo del corazón), miositis (inflamación de los músculos), una encefalitis o una inflamación de la médula.
Prevención de la varicela
- La mejor forma de prevenir la varicela, es a través de la vacuna.
Tratamiento de la varicela
- Normalmente, el reposo relativo es suficiente para garantizar la curación completa. En los niños, requiere unos diez días y, en los adultos, un tiempo superior. De todos modos, no es conveniente mantener al niño aislado, para evitar que la enfermedad se difunda. No existen fármacos específicos, pero se pueden tomar algunas medidas:
- Las uñas del niño deben cortarse bien cortas.
- Es importante cambiarle de ropa interior con frecuencia.
- Se puede limpiar la piel del niño con un paño suave, aplicándole después agua en la que se haya disuelto un poco de bicarbonato. En los casos, más graves, pero sólo bajo prescripción del pediatra, se puede administrar un fármaco antihistamínico por vía oral.
- Si el niño tiene dolor al hacer pipí debido a las ampollas localizadas en la uretra, después de consultar al pediatra, se le puede aplicar una pomada anestésica localmente.
- Si las ampollas afectan a la boca, se puede aplicar al pequeño un anestésico loca aconsejado por el pediatra. También se le pueden ofrecer líquidos fríos y alimentos suaves.
- Si la fiebre supera los 38,5ºC, se le puede administrar un antitérmico. Deben evitarse los fármacos a base de ácido acetilsalicílico por la relación que existe entre este medicamento y el grave síndrome de Reye.
Cuáles son los síntomas de la neumonía infantil
En los niños, los síntomas de la neumonía, tanto si es de origen viral como bacteriano, pueden variar ampliamente y pueden ser difíciles de detectar, ya que son similares a los del resfriado y otros síntomas del tracto respiratorio superior. Por ese motivo, ante cualquier mínima sospecha de que el niño pueda padecer una neumonía, se debe acudir de inmediato al pediatra, quien determinará si es así.
Los principales síntomas de la neumonía en niños son:
· Fiebre alta.
· Tos.
· Respiración acelerada.
· Dificultad para respirar.
· Ruidos crepitantes en el pulmón.
· Pérdida del apetito.
· Vómitos debidos a la tos o por tragar mucosidad.
· Sensación de malestar general.
· Dolor de vientre.
Cómo se diagnostica y cuál es el tratamiento
Si el pediatra sospecha de un cuadro de neumonía en el niño, le hará una radiografía de tórax y unos análisis de sangre, con el fin de poder diagnosticar correctamente la enfermedad. Una vez diagnosticada la neumonía, el pediatra tendrá en cuenta varios factores antes de determinar el mejor tratamiento. En general, los niños pueden recibir atención en su propia casa, si bien en algunos casos, si el niño se encuentra más grave, puede necesitar hospitalización. Si la neumonía es viral, no necesitará tratamiento antibiótico; si es de origen bacteriano, sí que lo requerirá.
Cuidados del niño en casa:
· Si el pediatra ha prescrito antibióticos al niño, deberá terminar todo el tratamiento, aunque ya se sienta mejor. Es importante no interferir en el tratamiento de los antibióticos, ya que podría reaparecer la infección.
· Para la fiebre, el pediatra posiblemente administrará el medicamento que estime oportuno. No se debe automedicar al niño. Siempre se deben seguir las indicaciones establecidas por el médico.
· El niño debe estar bien hidratado, bebiendo abundantes cantidades de agua, y alimentado.
· El niño debe encontrarse en todo momento alejado del humo y de otros irritantes pulmonares.
· La tos del niño puede empeorar antes de que se inicie la mejora. Ello es debido a que mediante la tos el niño expulsa la mucosidad. Posiblemente la tos se prolongará algunas semanas.